Hay ocasiones que una imagen, una sonrisa, un titular o una sensación me motivan para escribir. Sin embargo no puedo pretender encender la inspiración como si fuese un interruptor de la electricidad y hacerla funcionar cuando yo quiera.
Tengo una página donde escribo todos los posibles temas que podría escribir para el blog. Pero la mayor parte del tiempo la paso repasándola, esperando que se encienda alguna lucecita interior y me anime a escribir sobre alguno de ellos. Pero hay días en los que eso no sucede, no me llama la atención ninguno de los temas o no me encuentro con ganas de escribir, de recordar... Siempre me ha costado escribir por obligación. Para mi escribir es como dejar a un pez surcar por todo el océano. Dejar que sea libre y que le aceche el peligro de los depredadores (los recuerdos), dejando que el destino decida un poco por ti.
Muchas veces he empezado un relato o un poema pensando en terminarlo o darle un enfoce determinado y al final las palabras han acabado fluyendo casi sin obedecerme, como si no tuviese el timón entre mis manos.
Sin embargo otros días escojo un tema de la lista muy rápido y escribo en un suspiro unos párrafos sobre el tema. Ya lo he dicho antes, es como si algo en mi interior me guiara a escribir.
Seguramente si la inspiración estuviese siempre flotando a nuestro alrededor perdería el encanto ponerse a escribir, a pintar, moldear, esculpir...
Si cada vez que nos pusiesemos a crear nos saliera una obra maestra, perdería su encanto, se volveria monótono, no habría claroscuros que nos permitiesen discernir y admirar la belleza.
Para disfrutar de la alegría del reencuentro tiene que haber antes un doloroso adiós. Para gozar de días felices tenemos que contrastarlos con días tristes. Necesitamos conocer el sabor amargo para descubrir que es dulce. Para poder abrazarnos tenemos que estar separados...
Canción seducida por el post:
FITO Y FITIPALDIS
Antes de que cuente diez
Puedo escribir y no disimular
es la ventaja de irse haciendo viejo
no tengo nada para impresionar
ni por fuera ni por dentro.
La noche en vela va cruzando el mar
porque los sueños viajan con el viento
y en mi ventana sopla en el cristal
mira a ver si estoy despierto.
Me perdí en un cruce de palabras
me anotaron mal la dirección
ya grabé mi nombre en una bala
ya probé la carne de cañón
ya lo tengo todo controlado
y alguien dijo no, no, no, no, no
que ahora viene el viento de otro lado
déjame el timón
y alguien dijo no, no, no
Lo que no llegará al final
serán mis pasos, no el camino.
No ves que siempre vas detrás
cuando persigues al destino.
Siempre es la mano y no el puñal
nunca es lo que pudo haber sido
no es porque digas la verdad
es porque nunca me has mentido.
No voy a sentirme mal
si algo no me sale bien
he aprendido a derrapar
y a chocar con la pared
que la vida se nos va
como el humo de ese tren
como un beso en un portal
antes de que cuente diez.
Y no volveré a sentirme extraño
aunque no me llegue a conocer
y no volveré a quererte tanto
y no volveré a dejarte de querer
dejé de volar me hundí en el barro
y entre tanto barro me encontré
algo de calor sin tus abrazos
ahora sé que nunca volveré.